Del Cielo a mis Manos


Del Cielo a mis Manos
Del Cielo a mis Manos

Presentación

Queridos amigos

Bienvenidos a esta presentación poética, donde exploraremos el mundo de los sentimientos y las emociones a través de los versos, una colección de poemas que nos lleva en un viaje único a través de las profundidades del alma.  El amor, la belleza de la naturaleza y la espiritualidad.

Estos poemas exploran la conexión entre el mundo celestial y terrenal, la magia del amor y la importancia de la contemplación espiritual en nuestras vidas. Soy amante de la poesía y creo en el poder transformador de las palabras. Mi pasión es explorar las distintas facetas de la vida, el amor, la naturaleza, la espiritualidad y la existencia humana a través de versos cuidadosamente tejidos. Cada poema que encontrará en este espacio es una expresión genuina de nuestras emociones, pensamientos y experiencias.

Cada poema es una ventana a mi alma como autora, una puerta que se abre para que usted explore y se conecte con el significado que resuena en su propio corazón.

Estructura y Estilo de páginas en general

Estilo: Lenguaje poético y evocador que invita a la reflexión y la contemplación.

Estructura: Versos libres y rimas cuidadosamente seleccionadas.

Vida y Existencia: Poemas que exploran la experiencia humana en todas sus facetas.

Espiritualidad y Reflexión: Poesía que invita a la contemplación y la búsqueda de significado.

Amor y Romance: Poemas que celebran la pasión, el deseo y la conexión entre los amantes.

Naturaleza y Belleza: Versos que capturan la majestuosidad y la simplicidad de la naturaleza.

Gracias por entender y visitar mis páginas.

Dama de las Algas 

Del Cielo a mis Manos
Del Cielo a mis Manos

Entrega del cielo a mis manos

La conexión entre el mundo celestial y terrenal, la magia del amor 
y la contemplación espiritual en nuestras vidas ``Del Cielo a mis Manos´´

Mis pensamientos volaron muy alto
Y soñaron, que llenaban mis manos de dulces palabras,
Hoy llorosa me encuentro
Y, sin embargo, escucho al maestro,
Con voces de calma sanadora.
Os dejo mis recuerdos, 
El cielo, mi señor, 
De mujer que discrepa,
Y siente, que en lo más alto encontraré algo,
Que siempre respeta.
El cielo se rindió a mis manos un día, 
Sus secretos y sueños en ellas depositaron. 
Las nubes danzaban, 
La brisa cantaba, y en mis palmas, 
El firmamento dejó.
Las estrellas parpadeaban con timidez, 
Como diamantes en la noche sin fin, 
Y la luna, en mi puño, sus rayos meció, 
Mientras el universo abría su confín.
En mi entrega al cielo, hallé serenidad, 
El cosmos se hizo parte de mi ser, 
Y en cada estrella encontré amistad, 
En cada suspiro, un nuevo amanecer.
Mis manos son puentes hacia lo inmenso, 
Con ellas sostengo el misterio del cielo, 
Y en mi entrega, 
Encuentro un sentido intenso, 
Un vínculo eterno con lo divino y anhelo.
Así, el cielo se rindió a mis manos un día, 
Y yo, humildemente, me dejé abrazar, 
En esta entrega mutua, la vida sonría, 
Y en la inmensidad del universo, me hallaré.
Así terminaré este poema
Sin intentar convencer,
Solamente mostrando pensamientos, sueños,
Del cielo que me vio nacer.
Dama de las Algas
Dama de las Algas

Manos de Amor

Sigues siendo mi corazón preferido
Aquel que con tus manos,
Pones en lamias una ilusión para vivir
Y la muerte en cercano año.
Amor de amores míos
Suspiro que de día y noche confió,
Encuentra alivio y consuelo
En manos amorosas, que rozan las mías,
Dejando claveles y rosas.
En el silencio de la noche serena, 
Donde las estrellas en el cielo se ordenan, 
Las manos de Jesús, tiernas y llenas, 
Acarician el alma de una dama que sueña.
Sus manos, como lirios de pureza y gracia, 
Traen consuelo y paz en cada abrazo, 
Y en el corazón de la dama, 
La amenaza de la soledad se desvanece en pedazos.
Con manos que sanan, 
Que todo lo entienden, 
Jesús sostiene las suyas, delicadamente,
 Y la dama, en susurros, 
Palabras le tiende, un río de amor fluye, eternamente.
En las manos de Jesús, 
La esperanza se ilumina, 
Y en las manos de la dama, 
El amor se desborda,
Un lazo divino en sus almas se adivina, 
Dos seres unidos por un vínculo que acuerda.
Así, en el universo de manos y corazones, 
Jesús y la dama, unidos en canciones, 
Tejen un poema de amor en sus acciones, 
Donde el divino y lo humano encuentran razones.
Yo que estoy bien despierta
Me desvivo con palabras de emoción,
A un caballero de dulces espinas
Que ya manda en mi corazón.
Sin consuelo si no lo siento
Las manos vacías me veo,
En palidez de muerte encuentro.
Llamando a tu puerta estoy señor
Escucha mi canto pausado,
Aquel que te mimo hace años 
Y hoy no tiene aliento para hacerlo.
Del Cielo a mis Manos
Del Cielo a mis Manos

De tus manos a las mías Señor 

Cada día que pasa 
En el que me siento a escribir,
Pienso en tantas palabras 
Que no dan abasto en este papel moderno,
Y siempre mi recuerdo vuelve al maestro
Que siempre se encuentra dentro de mí.
No me atrevía a volver a publicar 
Una página con sentimientos tan marcados,
Y aunque sentí un impulso hace ya años,
Hoy vuelvo a repetir.
En el rincón sereno de la vida, 
Tus manos encuentran las mías, Señor, 
Un lazo invisible, sublime, tejido, 
Un abrazo eterno, un pacto de amor.
Las cuales utilizas, 
Siendo un arma de seducción,
Para el que se sienta atrapado
En las redes del claro amor. 
Tus manos, creadoras del vasto universo, 
Sostienen mi ser con firmeza y pasión, 
Guiando mis pasos, enderezando el rumbo, 
En medio del caos, en medio de aflicción.
En ellas hallamos la gracia y la calma, 
La promesa de un nuevo amanecer, 
Tus manos, Señor, son faro y guía, 
En las noches oscuras, en el atardecer.
En tus manos, hallamos el perdón y la gracia, 
El bálsamo suave para nuestro dolor, 
Un refugio seguro en la tempestad, 
Un faro que guía hacia el puerto mejor.
Tus manos, Señor, son fuente inagotable, 
De amor infinito y comprensión, 
A ellas confiamos nuestras penas y alegrías, 
Nuestra fe, nuestro ser, nuestra devoción.
En el suave roce de tus manos divinas, 
Sentimos tu presencia, tu amor sin igual, 
Gracias por cuidarnos, por sernos cercano, 
En cada momento, en cada jornada espiritual.
Hoy domingo soleado, en la cárcel, estoy Señor,
Apartada del real mundo, sin el privilegio mayor,
De proyectar la voz suave,
Que roce las palmas de tu mano, con mi canción.
Y hay veces que no se escucha, 
Las palabras que lanzo al viento
Queriendo alzo la voz, en el mismo momento,
Y afinada y sofocada, las notas van saliendo,
Después me froto las manos, y recuperó el aliento,
Ya los nervios se calman
Pues son tus manos las que siento,
Y unos cosquilleos en los pies,
Me hace recuperar la calma para otro momento.
¡Así lo dejo por hoy! 
¡Lástima hoy mi voz calla al momento!
De tus manos a las mías Señor 
De tus manos a las mías Señor 

Manos que rozaron las tuyas, Jesús

Miro a mis palmas, señor
Las señales que dejaste,
En mis caminos marcados
La ilusión que me has dejado,
En pequeñas, gotas de sudor.
Manos que rozaron las tuyas, Jesús,
En aquellos días de antigua luz.
Manos que sonaron, que perdonaron,
Que a los necesitados consolaron.
Y ahora las miro bien de cerca
Y siento la caricia y la bondad,
Un recuerdo que el tiempo no borra
Pues dejó grietas que no cerrarán.
Manos que acogieron a los pecadores,
Que compartieron pan con los más pobres.
Manos que en la cruz fueron clavadas,
Por nuestros pecados, por nuestras cargas.
Manos que mostraron el amor divino,
Quebrando el pan y el vino en el camino.
Tus manos que sentí rozar
Las mismas que María curaba por las astillas,
Aquellas manos que vuelan en el cielo
Llegando a quién sabe apreciar.
Manos que lavaron, los pies de sus amigos,
Ejemplo de humildad, gesto bendito.
Manos que tocaron la lepra y la ceguera,
Que expulsaron demonios con gran destreza.
Manos que bendijeron a los niños pequeños,
Y calmaron tormentas en mares aguerridos.
Tesoro que cerca está de nuestras manos
Y nunca dejar en el olvido.
Manos que extendieron el perdón y la gracia,
Ofreciendo a todos una nueva esperanza.
Manos que nos guían en nuestro caminar,
En cada paso, en cada oración, al orar.
Manos que nos invitan a seguir su senda,
A amar al prójimo, a buscar la enmienda.
Manos que nos sostienen en la adversidad,
Con su amor eterno, con su divinidad.
Manos que nos esperan con amor infinito,
En la eternidad, en el reino bendito.
Manos que nos ofrecen salvación y paz,
Jesús, en tus manos, encontramos solaz.
Sensaciones de calma en el cansancio,
Caricia del padre amado,
Y sosiego de quien lo comprende
Las manos con lo que nos mantiene.
Y no era así el poema
Quise apreciar esa caricia,
Y hablar de ella y de lo que sentí.
Más las palabras vuelan a su antojo
Y decidieron hacerlo de otro modo,
Que me veo diferente de ideas.
Y sin darme cuenta se lía todo
Será el que decide mi mundo,
Mi cabeza y mis dedos ligeros,
Que vagan por el teclado,
Sin el control que debo.
Siendo el mismo el que escribe
Y yo solo soy un instrumento,
Pero si noto sus manos,
Sus palabras y su atuendo.
Su rostro sangriento
Y los agujeros de sus manos,
Y llora en silencio mi teclado
Al ritmo que me marca el maestro.
Tus manos
Tus manos

En las manos de Jesús

Hoy vuelvo a reconocer
Que en las manos de mi señor,
Todo se encuentra bien.
En las manos de Jesús, 
Mi salvador divino, 
Encuentro paz y amor, 
Un refugio genuino
Que me trae la paz y el amor.
Sus manos, 
Llenas de gracia y compasión, 
Guiándome en la vida con tierno corazón.
Y a ellas las debo tanto
Las ofrezco mi canción,
Aunque la voz no llega a su altura
Y me cueste respirar,
Cuando la voz se quiebra
En montes de soledad.
Con esas manos, 
Cargó la cruz del dolor, 
Para redimirnos y ofrecerme su amor. 
Con cicatrices en las palmas, 
Me recuerda que en él, 
Mi esperanza y fe siempre quedan.
En las manos de Jesús, 
Siento protección, 
Un escudo en la tormenta y en la aflicción. 
Me levanta cuando caigo, 
Me da consuelo, en sus manos, 
Encuentro un eterno anhelo.
En las manos de Jesús, 
Hallarás el perdón, 
Su gracia inagotable, 
El más grande don. 
Con humildad, inclino mi ser y corazón, 
Porque en sus manos, hallé la redención.
En esas manos, 
Sé que siempre estaré, 
Amaré y serviré, 
Con gratitud, a mi Rey. 
En las manos de Jesús, 
Mi esperanza eterna, 
Dónde encuentro vida, 
Amor, y mi luz interna.

Y si repito varias veces lo mismo
Será que quiera acentuarlo,
Y no por eso estará mal escrito
Pues si lo siento así también lo escribo.
Del cielo Dama de las Algas
Del cielo Dama de las Algas

Solo el mar del cielo me espera, Señor

Y esperando las horas
De llegada a tu universo,
Me atrevo a soñar
Con ese mar de mi maestro,
El que me enseñó a amar
Las algas que tengo dentro.
En el vasto horizonte, 
Solitaria avanzo yo, 
Las olas del mar y el cielo, 
Mi único acompañamiento, 
Navego en el silencio, 
Sin rumbo, sin desvío, 
Solo el mar del cielo me espera, 
Señor mío.
Las gaviotas danzan en el aire con fulgor, 
Sus alas blancas reflejan la luz del sol, 
Y mientras el viento 
Susurra secretos al oído, 
Solo el mar del cielo me espera, 
Señor querido.
Queriendo llegar a las rocas
Que tú dejaste en buen momento,
Para que se cubrieran de verde musgo
Esa esperanza que yo acepto.
Sin sentido muchas veces
Escuche la voz de mí adentro,
También me hablaba otra,
Seño del universo.
Las aguas salinas 
me abrazan con su calma, 
El azul infinito 
se extiende como una palma, 
Un mundo sin fronteras, 
Un viaje sin fin, 
Solo el mar del cielo me espera, 
Mi destino sin fin.
Las estrellas emergen, 
Titilantes en el firmamento, 
Y la luna derrama su luz con encanto, 
En esta soledad, 
Encuentro mi ser verdadero, 
Solo el mar del cielo me espera, 
Mi eterno compañero.
En este barco solitario, 
Mi alma encuentra paz, 
Atravesando océanos, 
Sin mirar atrás, 
En la inmensidad del mundo, 
Mi espíritu se eleva, 
Solo el mar del cielo me espera, 
Mi eterna prueba.
Bañaré en mis pecados
Soñaré con mundos opuestos,
Y me asomaré a los balcones
Qué tanto recuero.
Señor de los mares 
Señor del cielo,
Padre de las criaturas
Que emergen con tanto misterio.
Así, navego en la noche, 
Sin temor, sin desvelo, 
Porque sé que en la distancia, 
Hay un destello, 
Un faro en el horizonte, 
Una meta que persigo, 
Solo el mar del cielo me espera, 
Mi sueño antiguo.
Que las olas me guíen, 
Que el viento me lleve, 
En esta travesía solitaria, 
Mi espíritu revive, 
Porque sé que en el final 
De este viaje sincero, 
Solo el mar del cielo me espera, 
Mi eterno compañero.
Reiré de calegría
Me reiré del frío invierno,
Y me reuniré con los míos
Y con el padre del cielo.
Dama de las Algas
Dama de las Algas