Poemas Cortos «Un Coral de Poemas» 3º Parte


Poemas Cortos «Un Coral de Poemas» 3º ParteLa poesía es, quizá, la forma más íntima de diálogo que existe: una conversación entre el alma del poeta y el mundo.

Cada poema que se compartirá en esta ocasión ha nacido de una chispa única: el asombro, la nostalgia, la rebeldía o simplemente el deseo de decir lo que no cabe en el lenguaje cotidiano. Leer poesía es prestar el corazón a otros ojos, y escucharla es abrir puertas a paisajes invisibles.

Dama de las Algas
Dama de las Algas
Poemas Cortos "Un Coral de Poemas" 3º Parte

Despierta temprano, no esperes milagros,
los sueños se pulen cruzando los charcos.
Camina con hambre, sin miedo al abismo,
el fuego más puro arde en el mismo.
Soy única.
Soy poeta.
Soy alma libre, aunque el mundo aprieta.
Soy… aunque no me dejan,
las manos oscuras que siempre te frenan.
No pidas permiso, haz ruido, sé tú,
los dioses del cambio no vienen en luz.
Y grábate esto, si el mundo te aprieta:
“Hasta el viento respeta
a quien sopla su propia trompeta.”
Poemas Cortos "Un Coral de Poemas" 3º Parte
Dama de las Algas
Dama de las Algas
Protesta al viento y al amor

Viento terco, ¿por qué no te detienes?
Siempre giras, nunca das respiro,
sacudes los días, mi calma sostienes,
y alborotas mi alma con tu torcido giro.
Amor travieso, ¿Qué buscas ahora?
Cada año te empeñas en desatar el caos,
me prometes calma, pero imploras
tormentas que me hieren como un nublado abrazo.
Este año que empieza, les exijo quietud,
quiero senderos planos, sin sobresaltos,
que el viento se calle y traiga quieta virtud,
y el amor no me deje girando en sus actos.
Prefiero lo simple, lo claro, lo recto,
ni huracanes ni pasión desenfrenada,
que se callen sus gritos, que sea perfecto:
un año sin vueltas, sin vida enredada.
Dama de las Algas

Protesta al viento político

Viento cruel, que robas el aliento,
estrujas mis días con tu falso lamento.
Cuando las aguas vienen mentadas,
el suelo es un eco de voces calladas.
Te grito, te grito, viento sin piedad,
no aplastarás mi verdad ni mi libertad.
Eres el susurro de un poder sin fin,
que siembra miedo y cosecha el sinvivir.
Pero escucha, viento político, inútil tu vaivén,
las gentes despiertan, se alzan también.
Rugen con hambre de guerra y justicia,
contra tu dominio y tu vil avaricia.
Protestas se alzan como un mar sin final,
tus ráfagas tiemblan ante el vendaval.
De nada te sirve el poder que sostienes,
cuando el pueblo es la furia que nunca retienes.

Protesta al viento político

Viento que ahogas, que robas el aire,
que traes aguas mentidas bajo tu baluarte.
Escribir cuesta cuando agitas mi voz,
pero grito y te grito, sin miedo, feroz.
Viento político, ¿de qué te servirá
tu poder sin alma, tu falsa verdad?
Las gentes te sirven, mas no por querer,
rugirán con hambre, con ansias de ser.
Protestas se alzan, un río sin fin,
tus huracanes no apagarán el jardín.
El amor mueve montañas, es fuerza vital,
y aunque siembres marañas, no lograrás el mal.
No sucumbiré, no caerán mis sueños,
ni el pueblo rendido ante tus pequeños dueños.
Porque el amor resiste, como roca en el mar,
y tu viento, político, no podrá arrasar.

Protesta al viento político

Viento que ahogas, tirano sin paz,
me arrancas el aire, me hundes aún más.
Cuando las aguas vienen mentidas,
escribir es lucha, son palabras perdidas.
Te grito, te grito, viento traidor,
de nada te sirve tu falso clamor.
Sirves a los fuertes, a un poder sin fin,
pero rugen las gentes con protestas sin fin.
El amor mueve montañas, no lo vencerás,
aunque siembres marañas y quiebres la paz.
Tu fuerza es mentira, tu rumbo fatal,
y aunque el día sea oscuro, mi lucha es vital.
Me quedo sin aliento, cansado de luchar,
pero en mi clamor, la esperanza va a brillar.
Porque el amor es faro, luz en la tormenta,
y tu viento, político, nunca me enfrenta.

Que no me deja respirar

Protesta contra el viento que no me deja respirar,
cuando las aguas vienen mantadas y escribir cuesta más,.
Grito te grito viento político, de nada te va a servir,
porque te sirven las gentes de un poder sin fin.
Y rugen con hambre de guerra protestas,
sin fin el más puro amor mueve montañas,
y aunque tus siembras masacras,
no llegarás a sucumbir.
Me quedo sin aliento traidor,
oscuro día, para mí el clamor, en forma de poesía.

Protesta al viento político

Viento que ahogas, no dejas vivir,
me quitas el aire, no puedo escribir.
Cuando las aguas vienen mentidas,
la lucha se vuelve mil veces temida.
Te grito, te grito, viento traidor,
que sirves al trono del falso señor.
De nada te sirve tu poder sin fin,
las gentes despiertan, rugen sin fin.
Con hambre de guerra, con ansias de paz,
el amor más puro montañas alzará.
Aunque siembres marañas y caos mortal,
no sucumbirás, ni vencerás mi ideal.
Me quedo sin aliento, oscuro el día,
pero mi protesta se torna poesía.
Que mi clamor al viento sea canto eterno,
un grito de lucha en el tiempo moderno.


Inocentes del mundo

Inocentes, nudo que ha transformado,
la voz de unos niños callados,
en chuflas de la gente.
Mira sonriente,
la paz que los niños traen,
y yo sueño con que esa gente,
que se ríe del inocente,
cambie el día por completo.
No hagan daño en el infinito,
pues los niños a los que hacen daño,
y al adulto sin gracia,
sepan respetar la rabia,
que contenida sueltan con tontadas.
Aprendan de una vez
esa macabra comedia,
Y respeten a su prójimo,
Sin dar una pataleta.
Este día señores míos
hay que actuar con cabeza
y no hacer el tonto,
y utilizar más la sesera.

Inocentes

Nudo que ahoga la voz,
niños callados en un rincón,
enchufes de una gente que ríe,
mientras sus manos desgarran sueños.
Pero mira…
sonríe la paz que los niños traen,
como un amanecer que no se cansa.
Sueño con un día distinto,
con que esa gente, que hoy se burla,
despierte al calor del cambio.
Y yo…
haré renacer en ellos,
la infancia que daña,
para que comprendan lo que han perdido,
para que al fin, sean gente… inocente.
Dama de las Algas
Mi voz no se escucha

Poema mi voz ya no se volverá a escuchar,
entre los muros dónde está el corazón,
dónde se siente la paciencia,
dónde se escucha la voz de dios.
Ya no recordaré, el eco de la música volar,
Ni el cosquilleo de las notas brotar,
de una garganta dolorida
en tiempos de paz.


Mi voz ya no se volverá a escuchar,
entre los muros donde el corazón reposa,
donde la paciencia teje su hilo,
donde la voz de Dios callada, es hermosa.
Ya no recordaré el eco de la música volar,
ni el susurro del viento en su danza sutil,
ni el cosquilleo de las notas brotar,
como un río que canta su destino febril.
Se apaga el murmullo que un día fue mío,
un suspiro dejado en la inmensidad,
y aunque el silencio envuelva este frío,
mi alma se aferra a la eternidad.
Mi voz se hunde en un abismo callado,
donde el alma se encuentra y se pierde a la vez,
donde el tiempo se disuelve en las sombras,
y el murmullo divino es un tenue revés.
El eco de la música, un recuerdo difuso,
como estrellas cayendo en la inmensidad,
ya no me abraza, ya no me acaricia,
es un suspiro que huye de la eternidad.
Las notas, aquellas que vibraban en mi pecho,
hoy son silencio, un vacío sin compás,
pero en lo profundo, aunque dormido,
algo susurra que volverán a brotar.


Escribo de otra manera

dicen que escribo de otra manera,
tal vez sea el viento
que consuela movimientos
y acelera mi cabeza entera.
Sueño fórmulas nuevas
para sorprender al lector,
que estudia con fervor
lo que escribe este poeta.
Disfruto del asombro,
y en este movimiento,
las letras que invento
Captan tu atención.
Consuelo emocionado al que piensa,
que mi letra despierta
y atenta,
resuena como antaño,
viva, cercana y cierta.

Dice mi tía

Dice que escribo de otra manera,
y puede ser el viento
que consuela movimientos.
Mi cabeza acelera,
y sueño con nuevas fórmulas
de sorprender al lector,
que estudió con interés
lo que escribe este poeta.
Y disfruto…
disfruto de la chispa inesperada,
del verso que atrapa,
del ritmo que danza.
Mis letras son un juego,
un puente hacia tu atención,
un consuelo que despierta
el eco de tiempos lejanos,
donde la palabra era magia
y el alma escuchaba.

Dicen

Dice que escribo de otra manera
y puede ser el viento que consuelen movimientos mi cabeza acelera,
y sueño con nuevas fórmulas de sorprender al lector,
qué estudió con interés lo que escribe este poeta
y disfruto sorprendiendo cuando con este movimiento
me invento las letras pillarán tu atención
y consuelo emocionado al que piensa que mi letra
está atenta y despierta como lo hacían antaño.

Poema último día del año estando medio despierta,
mi cabeza compone poesía con palabras para mí perfectas.
El sueño persiste en vencer y la noche aprieta,
pero mi cabeza no para de componer las rimas locuelas.
me despierto a medianoche
con la cabeza repleta,
!qué hago con los sentimientos!
con el año que pasado,
con los tropiezos que he dado,
con las sombras,
que me acechan.


Último día del año

Último día del año, en vela,
mi mente danza, mi alma anhela.
Media despierta, entre sueños inciertos,
tejo poesías de mundos abiertos.
La noche es prieta, oscura y callada,
y mi corazón, de rimas, se embriaga.
Mi sueño quiere vencer, pero no cede,
la musa insiste, mi mente la precede.
Rimas perfectas, como estrellas brillantes,
se cuelan fugaces, instantes vibrantes.
El año termina, y en su último suspiro,
mi poesía vuela, en un eterno giro.
Último día del año, en vela,
mi mente danza, mi alma anhela.
Media despierta, entre sueños inciertos,
tejo poesías de mundos abiertos.
La noche es prieta, oscura y callada,
y mi corazón, de rimas, se embriaga.
Sueño quiere vencer, pero no cede,
la musa insiste, mi mente la precede.

Rimas perfectas, como estrellas brillantes,
se cuelan fugaces, instantes vibrantes.
El año termina, y en su último suspiro,
mi poesía vuela, en un eterno giro.
Que este insomnio, de versos nacido,
guarde el encanto de lo vivido.
Y al llegar el alba, con su luz serena,
se disuelva la noche, se calme mi pena.
dicen qué mi escritura es diferente,
y que se yo de mi mente si vuela por el universo plano,
sin encontrar final pausado
y cansado por no dormir el último día del año.
Dicen que mi escritura es diferente,
que danza al ritmo de un alma valiente.
¿Y qué sé yo de mi mente errante,
si vuela lejos, sin ser constante?
Por el universo plano se desliza,
buscando un final que nunca precisa.
Sin pausa, sin tregua, cansada de andar,
en este último día que no quiere acabar.

Las horas me miran, yo miro el vacío,
y el sueño se aleja, como un río frío.
Mis letras se enredan, como olas en calma,
¿es mi mente libre o es prisionera del alma?
El cansancio me abraza, pero no me detiene,
el último día del año me sostiene.
Así escribo, distinta, quizás sin razón,
pero es mía la tinta, mío el corazón.
Y así siento el movimiento es un instante vacío
que lo lleno de pensamientos y de letras
que voy componiendo cuándo el sueño me ha vencido.

Alma dormida

Duerme mi alma en quietud serena,
sin sueños que agiten su manto leve,
vaga sin dueño, sin rumbo breve,
en la paz de Dios, su amor la llena.
No hay más dueño en mi vida errante,
ni horizonte que trace su senda,
sino el amor que, en suave ofrenda,
me abraza y guía, firme y constante.
Sin más refugio que Su abrazo,
el alma se rinde, en fe, al instante,
y en Su amor halla el dulce lazo,
la paz que calma y aviva el trance.

Alma en reposo

Duerme perezosa mi alma callada,
bajo el manto estrellado de María,
arropada en su luz que, en melodía,
la envuelve en calma sutil y dorada.
Sueña en silencio con manos suaves,
que al rostro llevan su dulce caricia;
son manos que, en sagrada delicia,
me acunan, me elevan, me tornan ave.
María, en tu paz hallo mi abrigo,
un descanso eterno en tu regazo,
donde sueño en luz, hallo el sosiego,
y en tus manos fieles, mi dulce lazo.

Duerme mi alma

Duerme perezosa mi alma escondida,
bajo el manto estrellado de María,
cobijada en su luz, que en suave guía
la mece en la paz, eterna y rendida.
Sueña mi ser con manos divinas,
dulces manos que el rostro acarician,
como brisa leve que en calma inicia
la paz de un alba, suave y cristalina.
Oh María, en tus brazos reposo,
y en el brillo de estrellas hallo abrigo;
mi alma duerme, serena y sin prisa,
envuelta en tu amor.

Duerme mi alma

Duerme perezosa mi alma escondida,
bajo el manto estrellado de María,
cobijada en su luz, que en suave guía
la mece en la paz, eterna y rendida.
Sueña mi ser con manos divinas,
dulces manos que el rostro acarician,
como brisa leve que en calma inicia
la paz de un alba, suave y cristalina.
Oh María, en tus brazos reposo,
y en el brillo de estrellas hallo abrigo;
mi alma duerme, serena y sin prisa,
envuelta en tu amor, firme y hermoso.

Ya no me importa

Ya no me importa el trabajo,
ni al lunes temo el domingo,
los días se desdibujan,
como hojas que lleva el río.
No me inquieta si el tiempo vuela,
ni si el reloj marca el ritmo,
pues mi alma, serena y calma,
vive en un dulce sigilo.
Sentada, contemplo la vida,
su vaivén, su paso sencillo,
como nube que cruza el cielo,
como un eco suave y limpio.
No hay prisa ni desespero,
solo un sosiego infinito,
dejar al mundo girar,
y yo, en paz, respiro y miro.

Ya no me importa

Ya no me importa el trabajo,
ni al lunes temo el domingo,
los días se desdibujan,
como hojas que lleva el río.
No me inquieta si el tiempo vuela,
ni si el reloj marca el ritmo,
pues mi alma, serena y calma,
vive en un dulce sigilo.
Sentada, contemplo la vida,
su vaivén, su paso sencillo,
como nube que cruza el cielo,
como un eco suave y limpio.
No hay prisa ni desespero,
solo un sosiego infinito,
dejar al mundo girar,
y yo, en paz, respiro y miro.


Solo me sirve la mañana

Solo me sirve la mañana
para recordar lo que siento,
la noche olvida todo
y se aleja el sentimiento.
Disfruto con el viento del norte,
que me acaricia la cara;
no pienso en la noche,
las palabras son más claras.
Taciturno, hoy de día,
pienso en cosas de la mañana,
tropezando con las piedras
de la calle mal armada.

Solo me sirve la mañana

Solo me sirve la mañana
para recordar lo que siento,
la noche, sombra lejana,
disuelve todo el aliento.
Disfruto el viento del norte,
su caricia fresca y vana,
y dejo que el alma importe
más que la noche temprana.
Taciturno, en la vigilia,
pienso en ecos de la aurora,
tropiezo en piedras sencillas
que la calle descolorada.
Un día, quizás, entienda
cómo el sol guarda memorias,
y la noche me sorprenda
con otras viejas historias.


Solo me sirve la mañana

Solo me sirve la mañana
para recordar lo que siento,
la noche, sombra lejana,
disuelve todo el aliento.

Disfruto el viento del norte,
su caricia fresca y vana,
y dejo que el alma importe
más que la noche temprana.

Taciturno, en la vigilia,
pienso en ecos de la aurora,
tropiezo en piedras sencillas
que la calle descolora.

Un día, quizás, entienda
cómo el sol guarda memorias,
y la noche me sorprenda
con otras viejas historias.




No espero verte

No espero a verte a la luz de la mañana,
cuando las estrellas se acuestan
y la luna, apagada,
se queda en su calma lejana.
Veo todos los rostros serenos,
silentes, como un río en reposo,
mientras la noche guarda su misterio,
y el alba despierta, tembloroso.
No sé si el día traerá certezas,
o si la brisa susurrará tu nombre;
solo sé que en esta hora inmensa
los sueños parecen hacerse hombres.

Sus manos a las mías

Sus manos tocan el viento,
cálidas, suaves, un aliento,
que desde el cielo, en lo más alto,
me llenan el alma con su encanto.
Ponen palabras en mi papel,
susurros de amor, dulce miel,
un día esperado, un día perfecto,
donde el tiempo se pierde en su efecto.
Palabras de amor, sueños tejidos,
sentimientos nobles, nunca perdidos.
Entre sus manos y las mías,
un puente de luz, pura poesía.
El cielo guarda nuestro secreto,
mi corazón late, discreto,
porque en sus manos hallo mi calma,
y en su roce, la paz de mi alma.

Soñar con el viento

Me gusta soñar con el viento,
que arrasa las malas entrañas,
que limpia de sombras la tierra
y canta en el hueco de las montañas.
Es un susurro que incendia la calma,
una caricia que quiebra el dolor,
es grito de furia, eco en mi alma,
un latir rebelde lleno de ardor.
El viento, viajero eterno y libre,
me lleva con él hacia lo infinito,
y en su danza feroz, impredecible,
soy hoja al vuelo, un canto bendito.
Soñar con el viento es renacer,
es hallar en su furia mi amanecer.

la sombra venida

Importa la sombra venida del cielo,
un manto que abraza corazones sinceros,
como un susurro callado, profundo y eterno,
que encierra misterios de vida y desvelo.
Amor que desciende, suave, callado,
por manos que traen lo perdido y hallado,
vida que brota en su dulce latido,
muerte que acecha en su frío gemido.
Son manos divinas, crueles, humanas,
que tejen destinos en horas tempranas,
dan luz al alma, o la hunden en duelo,
mientras la sombra desciende del cielo.
¿Es bendición o castigo callado?
¿Es vida que canta o un grito apagado?
En ese vaivén de misterio y verdad,
se alza el amor con su inmensa dualidad.

Quiero a tu corazón

Quiero a tu corazón atolondrado,
que no ve más que su propio lado,
que late torpe, perdido en su vuelo,
quedándose fijo, mirando al cielo.
Por ver si las nubes dibujan caminos,
si en su blancura se ocultan destinos,
por ver si el viento arrastra verdades
o deja en sus manos viejas mitades.
Quiero a tu corazón sin rumbo ni tiempo,
que busca respuestas en cada momento,
que tropieza y cae, pero sigue adelante,
con sueños que arden, errante, brillante.
Y aunque no vea lo que tiene al costado,
amo su fervor, su latir enredado,
porque en su torpeza guarda el encanto
de quien ama el cielo sin medir su espanto.

Rezaré tus manos

Rezaré tus manos,
soñando en el vacío de la noche,
donde el cielo murmura secretos
que solo el alma en duermevela escucha.
Mirando arriba,
el susurro de las estrellas
se confunde con tu tacto,
etéreo, eterno,
como un rezo que nunca termina.
Duermevela,
tierra de lo incierto,
donde el sueño y la vigilia
se entrelazan como tus manos
con las mías.
Soñando,
mirando al cielo,
te encuentro en cada fragmento de luz,
en cada sombra
que el universo revela.
Y así,
entre sueños y plegarias,
rezaré tus manos,
hasta que el alba despierte.

No me despiertes, Dios mío

No me despiertes, Dios mío,
si mi cara palidece trémula,
si la vida se deshace en un suspiro
y el sueño me lleva donde el tiempo calla.
Si estoy soñando con el río eterno,
con el viento que canta y me inquieta,
déjame en su arrullo,
donde las horas no pesan ni duelen.
Solo tú, dulce huésped de mi alma,
retenme en tu morada secreta,
donde la calma es un beso eterno,
y el latir del mundo no me encuentra.
No me despiertes,
si al cerrar los ojos soy libre,
si en el sueño encuentro
la verdad que despierta se esconde.
Déjame ahí,
donde la luz se filtra suave,
donde tu voz es mi refugio,
y mi alma, contigo,
se entrega sin miedo.

Sediento ante el firmamento

Sintiendo cada cosa que escribo,
mi pluma vibra con el eco del alma,
y alzo mis ojos al firmamento,
donde el infinito susurra tu nombre.
Hoy vengo sediento, Señor,
sediento de calma,
de la verdad que fluye
como ríos en tu morada eterna.
Te miro de nuevo,
Señor mío de los ejércitos celestes,
tú que adornas la noche
con la llama serena de las estrellas,
y dibujas caminos que no alcanzo a ver.
Mi corazón se llena de tu fulgor,
y en el latido de este instante sagrado,
te busco, te siento,
en la vastedad del cielo abierto.
Hoy que vengo sediento,
mi espíritu clama,
y en el firmamento encuentro
la huella infinita de tu amor.

El tiempo pasa invisible

El tiempo pasa invisible, sutil en su andar,
dejándonos recuerdos que duelen al quedar.
Aquellos días llenos de risas y fortuna,
se escapan entre sombras bajo la misma luna.
Cuando la dicha llamaba y el gozo era el dueño,
nos volvimos perezosos, dormidos en el sueño.
La risa, que era oro, la dimos por sentado,
y ahora su ausencia duele en el pecho callado.
El tiempo no se detiene, su curso es implacable,
y nos enseña tarde que todo es invaluable.
Ríe cuando puedas, abraza con fervor,
que cada instante cuenta en la danza del amor.

Ya la calegría desaparece

Ya la calegría desaparece,
al verme triste en el espejo,
una lágrima cae, tenue y frágil,
por mi madre que partió al cielo.
El vacío pesa como un lamento,
el eco de su voz, aún eterno,
su risa en las sombras,
su abrazo en el viento,
y yo aquí, solo, llorando recuerdos.
El mar llora tu ausencia,
con olas que rompen en un grito mudo,
gritando "te quiero" en silencio,
como si el horizonte supiera mi duelo.
El viento susurra su nombre,
en cada hoja que danza al sol,
y el eco de su risa distante
acaricia mi alma con su fulgor.
La ausencia se torna infinita,
un abismo que no sé llenar,
mas su amor vive en mi pecho,
como un faro que nunca se va a apagar.
Aunque mis días parezcan oscuros,
y la tristeza me quiera vencer,
su luz eterna me guía serena,
recordándome que la volveré a ver.

Dormí

Hoy que ya dormí y siento frío al despertar,
me desperezo de una noche en que no paraba de soñar.
El mar me llama, a paso lento,
sabe lo que sueño, guarda el aliento.
Despierta mi alma, despierta mi piel,
el murmullo del agua es un dulce laurel.
Espero de premura, pero el día no apura,
y el eco del mar calma mi hondura.
El sueño persiste, se niega a morir,
y en las olas del alba lo vuelvo a sentir.
Hoy que dormí, en susurros del viento,
el mar y mi aliento comparten el tiempo.

Notas al viento

Soy sensible, lo sé,
y no me canso de lanzar notas al viento,
pequeños trozos de mi alma
que buscan posarse,
aunque la tierra sea infértil,
aunque el eco me devuelva su vacío.
Tal vez, en la vastedad del cielo,
mi señor de lo alto las escuche,
tal vez, en las horas oscuras,
mi voz encuentre un rincón,
un refugio en la eternidad.s doloroso sentir el abrazo del vacío,
un frío susurro en el alma tardío.
Sin mirar el cielo herido, testigo silente,
de cuántas almas han pasado, ausente.

Pero me muestro al lado del mal herido,
aquel que camina roto, perdido,
sin pasar por un camino que parece floreado,
porque a veces la vida es filo y no prado.
En la sombra hallamos la verdad callada,
y en el dolor, la fuerza ignorada.
Así, entre espinas y pétalos perdidos,
los pasos se elevan, aunque heridos.
Porque mi esperanza no flaquea,
mi canto, aunque frágil, persiste,
y en cada nota que se alza
vivo el milagro de intentar,
de creer,
de no callar.

El abrazo del vacío

Es doloroso sentir el abrazo del vacío,
susurra el silencio en un eco sombrío.
Sin mirar el cielo herido, desgarrado,
donde tantas almas han visado, han llorado.
Pero me alzo al lado de quien es mal herido,
sin huir del peso de lo no merecido.
No cruzo senderos que parecen floreados,
pues esconden espinas en sus bordes dorados.
En la penumbra encuentro el sentido,
y en la herida compartida, lo vivido.
Pues es más puro el paso sincero
que el brillo falso de un mundo ligero.

Te quiero

Te quiero siempre Dios mío
en la tormenta y calegría,
y encuentro siempre tus brazos
rTe quiero siempre, Dios mío,
en el alba, en la noche sombría,
eres faro en mares inciertos,
eres calma en mi travesía.
Cuando el viento rompe mis fuerzas,
y la tormenta nubla mi día,
tu abrazo fiel me sostiene,
mi refugio, mi compañía.
En la alegría, canto tu nombre,
en el dolor, eres melodía,
y sé que más allá del tiempo,
te hallaré en la otra vida.
ecogimiento, hasta en la otra vida.
Te quiero siempre, Dios mío,
en el alba, en la noche sombría,
eres faro en mares inciertos,
eres calma en mi travesía.

Cuando el viento rompe mis fuerzas,
y la tormenta nubla mi día,
tu abrazo fiel me sostiene,
mi refugio, mi compañía.
En la alegría, canto tu nombre,
en el dolor, eres melodía,
y sé que más allá del tiempo,
te hallaré en la otra vida.

Soñando

He soñado en el camino,
con la música de la vida,
un murmullo cristalino,
un canto que no se olvida.
Las hojas bailan al viento,
el río susurra su rima,
y en cada paso el aliento
es un verso que se anima.
El sol pinta en el sendero
melodías de luz dorada,
y la noche, en su silencio,
es una pausa encantada.
He soñado en el camino,
y en sus notas he sentido
que la vida es un destino
de armonía entretejido.

La incertidumbre

La incertidumbre nata, un eco perdido,
los sueños que un día fueron escogidos.
La gracia que se te dio y ya no retoña,
como flor marchita que el tiempo despeña.
Hoy las horas hacen daño, punzan despacio,
un reloj sin clemencia, voraz en su paso.
Y el silencio, vorágine que todo devora,
es un abismo oscuro que el alma explora.
Mas en lo incierto, un destello dormido,
quizá renazca lo que ha sido perdido.
Porque aún en la sombra, la vida murmura,
que el dolor no es final, sino forma madura.



la poesía con nuestra tercera a entrega de "Un Coral de Poemas". En esta colección, encontrarás una selección de versos breves y poderosos que exploran emociones, paisajes y la esencia misma de la vida.

Poemas Cortos «Un Coral de Poemas» 3º Parte

En este espacio poético, exploramos la belleza de la brevedad, capturando momentos, sentimientos y reflexiones en versos concisos y poderosos.

Cada poema corto es una ventana a un mundo de emociones

El amor hasta la melancolía, desde la alegría hasta la nostalgia, nuestros poemas abarcan una amplia gama de emociones humanas.

No dudes en compartir tus poemas favoritos con amigos y seres queridos.

Explora nuestra colección, comenta tus poemas favoritos y únete a nuestra comunidad poética. Aquí, encontrarás un espacio para compartir tus propias creaciones, conectarte con otros amantes de la poesía y profundizar en el poder de las palabras.

En esta colección, encontrarás una variedad de temas que abarcan el amor, la naturaleza, la vida cotidiana, el tiempo y más.

No olvidéis que en redes sociales aparecerán nuevos poemas y anuncios de nuevas páginas.

¡Esperamos que encuentres inspiración, consuelo y deleite en cada línea!

Dama de las Algas

La poesía hoy no interesa,
Ni los sentimientos de cada persona,
La ortografía ya no presta,
La lucidez con que transforma.
Las palabras no tienen sentido
Cuando se trata de dar forma,
Mira bien a ver si vas entendiendo
El poema que te añora.
Por qué en esta vida de locura
No importa si rimas con gracia,
Ya que el gracioso gana
Lo que a otros les cuesta lágrimas.
Poemas Cortos "Un Coral de Poemas" 3º Parte
Creo que de tanto publicar,
se nos vaya un poco...
lo que es la poesía,
cada uno hace lo que quiere,
pero publicamos tanto al cabo del día,
que hay palabras que no tienen atención.
Es una pena que suceda esto,
Pero con el pretexto de que te sigan,
las palabras se las lleva el viento,
Incluidas las mías.

Y pienso yo,
escribir en silencio,
cometiendo faltas
en algún momento.
Y el ritmo
desacompasado de mi corazón
no quiere palabras de nadie,
que perturben mi pasión.
No habrá más distancia
entre mi entendimiento
y otro mayor,
ni me fijare en nadie
cada poeta expresa lo suyo,
con derechos de autor.

Dama de las Algas
Dama de las Algas

Insensible

Camino entre sombras, sin mirar atrás,
el dolor ajeno no me puede alcanzar.
Ojos secos, corazón de piedra,
no me importa tu pena,
ni tampoco tu pena guerra...
Gritos en la noche, lágrimas caen,
pero mi alma duerme, nada me trae.
Risas vacías, promesas rotas,
no siento el frío,
ni el calor que arropa.

No tengo miedo

No tengo miedo del silencio,
ni de la sombra en la penumbra.
La noche no me asusta,
ni la soledad que arrastra
su manto oscuro.
No tengo miedo del tiempo,
que corre sin freno,
que borra recuerdos y arruga la piel.
Cada segundo es una historia
que se teje en mi ser.

No tengo miedo del cambio,
ni del viento que sacude
las hojas de mi árbol interior.
Me reinvento en cada estación,
florezco en primavera
y en otoño caigo,
para renacer de nuevo.
No tengo miedo del mañana,
porque hoy soy dueño de mi destino.
Cada paso que doy, firme,
es un latido de esperanza.

No tengo miedo de perder,
porque en cada derrota
encuentro una lección,
un motivo para levantarme
con más fuerza y determinación.
No tengo miedo de vivir,
ni de amar con todo el corazón.
El miedo no tiene lugar
donde habita la pasión.

No tengo miedo,
porque en mi interior
reside una luz que nunca se apaga,
un fuego que arde con la llama
de la valentía y la fe.


Sin miedo

Camino sin miedo,
con la frente en alto
y la mirada firme, sin temor
a la oscuridad que me rodea,
ni a los susurros del viento,
Enfrento los retos con valentía,
cada obstáculo es una prueba
que me hace más fuerte,
que me enseña a volar alto.

Sin miedo abrazo la incertidumbre,
dejo que el río de la vida me lleve,
Sin miedo a perder,
porque sé que la pérdida
es parte del viaje,
una puerta que se cierra
para dejar entrar la luz.
Sin miedo a amar,
entrego mi corazón sin reservas,
sabiendo que el amor es la esencia
que da sentido a cada latido.

Sin miedo a soñar,
porque los sueños son las alas
que me llevan más allá de lo posible,
que me elevan
hacia mis más altos anhelos.
Sin miedo a ser yo mismo,
auténtico, sin máscaras ni disfraces,
aceptando mis imperfecciones
como parte de mi ser único y valioso.
Sin miedo, vivo cada día
con la certeza de que la vida
es un regalo precioso,
una aventura sin fin.